“La tierra negra produce el mal. Pero al propio tiempo produce el remedio para cada mal. De la tierra proceden toda clase de piedras en las que podemos encontrar un poder prodigioso y vario. Todas las ventajas que representan las raíces también las ofrecen las gemas. Las raíces tienen una fuerza inmensa, pero las gemas las poseen aun en mayores proporciones. La tierra las crea incorruptibles y jamás envejecen”. (PLINIO 37 a.C.)
Las gemas o minerales, han tardado millones de años en formarse. Durante este tiempo, no sólo han acumulado energía, originada por la fuerte presión de los estratos de la tierra y el calor (memoria), sino que han materializado los colores específicos y más puros de la naturaleza.
Desde el inicio de las culturas de los babilonios, fenicios, mayas, aztecas, entre otros, así como en las religiones hindú, budista y cristiana, entre otras, hacen referencia al uso de las piedras para beneficio terapéutico y/o protector. Uno de los ejemplos es el Papiro Ebers (1500 a.C.) un gran legado de los egipcios con el gran secreto de las gemas para curar enfermedades. Y fue en el 315 a.C. que Teofrasto compiló por escrito una relación con las gemas y sus poderes. Su obra Peri Ethon es el primer código médico y talismánico de las gemas que se conoce.
Hay vestigios de que el hombre primitivo usaba el ámbar, pues se han encontrado collares de este mineral en tumbas de la edad de piedra en Dartmoor, Inglaterra. Y en el año 600 a. C. el ámbar fue mencionado por Tales de Mileto. También es sabido que los griegos lo utilizaban como adorno y brindaban con estos tratamientos terapéuticos a la población, pero sólo algunas piedras tenían ese poder.
El ámbar, mineral de origen orgánico, está considerado un gran estabilizador emocional, tiene propiedades calmantes -se suele dar a los niños cuando empiezan la dentición-, y sobretodo evita el exceso de carga de iones positivos. Mientras que las sales celulares, el tejido graso, la linfa, los glóbulos blancos y rojos, y la glándula pineal, tienen estructuras cristalinas similares al cuarzo.
Ya en el siglo XVI el célebre médico Paracelso, uno de los precursores de las medicinas vibracionales de hoy en día, confirmó que en sus fórmulas incluía plantas y minerales, y en especial de el coral. En su tratado Ens Astrorum, Paracelso explica que “pretender curar las enfermedades astrales mientras mantenga dominante en el firmamento la estrella específica del morbo, es tarea vana, trabajo inútil y tiempo perdido, pues el poder del astro es superior al poder del médico.
Pero mucho antes de todo esto, proveniente de la India es el Navaratna; el más antiguo talismán que se conoce. Una pieza creada en oro, con nueve piedras preciosas incrustadas. Cada una de estas piedras posee su propio poder metafísico, que se corresponde con un cuerpo celeste e intercambia radiaciones con todas las otras piedras del talismán.
El poder de cristales y piedras
- El reino de los minerales es el primero en el orden de la naturaleza, de éste se nutren los restantes vegetal y de los seres sintientes.
- Su color cósmico; tienen una amplia gama de frecuencias del campo electromagnético que rodea y compone al ser vivo. También por su composición química; ya que pueden compensar carencias que se producen en el cuerpo físico de nuestro organismo.
- Su estructura cristalina u orden molecular; se asemeja a la de muchas membranas celulares y otras estructuras del organismo humano, que se comportan como cristales líquidos.
- Por la concentración de energía que guardan: memoria.
- Transmutación: Las gemas ejercen una influencia electromagnética sobre las células, ya que el cuerpo humano está compuesto de elementos contenidos en ellas. Es por ello que los cristales transforman y transmutan la energía electromagnética.
- Por la gran ayuda que prestan las gemas en los casos donde un mal aspecto planetario deriva en enfermedad.